lunes, 16 de marzo de 2009

Muerte en el Everest...


La historia que os voy a contar no es de actualidad. Ocurrió en mayo del año 2006. He sido consciente de ella cuanto mi chico y yo vimos el reportaje de Odisea "Morir por el Everest" que os recomiendo que veáis.

Es tan duro lo que ocurrió allí que os lo tengo que hacer llegar y me gustaría conocer vuestra opinión.

Seguro que muchos de vosotr@s conocéis historias de esta montaña. Desde que Sir Edmund Hillary llegó a la cumbre del Everest, la más alta del mundo, muchos alpinistas se han aventurado a intentar emularle. Muchos han conseguido llegar a coronar, pero otros muchos se han dejado la vida allí.

Yo no conozco este deporte. Se que es muy peligroso, que hay que tener un fondo increible, tanto físico como mental , mucha experiencia en otras montañas de menor altitud y que hay que ir muy bien preparado en cuanto a medios materiales y personales.



Se que se hacen autenticas burradas y que ha llegado un momento en el que sólo importa subir, llegar y bajar vivo para contarlo, aunque sea con amputaciones de extremidades. Parece ser que la pasión de muchos por este deporte y por llegar aún más lejos, hace que arriesguen su propia vida.

No discuto que la pongan en peligro. Es suya, pueden exponerse al riesgo cuanto quieran, aunque pena me da por los familiares que dejan. Pero bueno, es así y hay que aceptarlo.

La cuestión es... cuando te encuentras con un compañero herido, subiendo al Everest, que harías?

Esta pregunta debieron hacersela y la contestaron rapidamente, los 40 alpinista que pasaron por delante de una cueva a unos 8000 metros, donde se encontraba cobijado el británico David Sharp que a 800 metros de la cumbre no pudo más. Pasaron delante de él cuando aún vivía, decenas de personas que querían hacer cumbre. En ningún momento le prestaron auxilio, le intentaron reanimar, o buscaron solución para sacarle de ese lugar.



Foto David Sharp


Peor aún es saber que 9 horas después, cuando las primeras personas de ese grupo de 40 volvieron a pasar, David aún vivía y fue capaz de decir incluso su nombre. Estas personas le vieron de muchas maneras: sentado sobre el suelo helado en la cueva, de pié, manipulando su oxígeno...

Os imagináis la sensación de estar muriéndose y que decenas de personas pasan a tu lado, sin apenas inmutarse...? Os imagináis no ser capaces de articular palabra para pedir auxilio a los que te ven, de no tener fuerzas para luchar o de ver una esperanza en aquellas personas que pasan a tu lado, y en realidad NADIE HIZO NADA?.



Foto del montañero hindú muerto en la misma cueva donde pereció Sharp


Cuando la madre de David trató de persuadirle de que no fuera, él la contestó "allí nunca estás solo. Hay gente por todos los lados".

Este montañero murió por el mal de altura y se quedó refugiado en una pequeña cueva, esperando su muerte, mientras sus compañeros de fatigas, los que se supone que aman la montaña como a él, dejan atrás no sólo el compañerismo, sino la humanidad.

Tan importante es cumplir un sueño, un reto... que eres capaz de abandonar a su suerte a una persona?

No hubiera sido posible rescatarle? Animarle para que bajara por si sólo o al menos acompañarle en la muerte?

Me parece increible que estás cosas pasen. Me da asco pertenecer a la misma especie que toda esta gente y siento una verguenza tremenda. Ojalá nunca se vean ante la misma situación, aunque bien merecido la tendrían.

Aquí os dejo unos links sobre la noticia, para que investiguéis si os apetece...







Descanse en paz, David Sharp. Mi homenaje para tí desde esta página.















9 huellas:

MFe dijo...

Sin duda muy fuerte!! y un horror!!! no puedo ser objetiva pero si dar mi opinión y me parece increible anteponer un "reto" a una vida humana.
Por fortuna nunca he estado en una situación similar (y espero no estarlo nunca) pero "creo" que no podría pasar de largo sin ayudar,por mucho reto, sueño, meta etc... que suponga el llegar.

Un beso.

Amig@mi@ dijo...

vi el documental, antes de que mi marido me cambiara el mando todos los dís después de comer veía uno. Ahora no sé llegar, me da una rábia...
Es increible, no entra en mimente anteponer a la vida de un ser humano a un reto personal.
Duro...
Besos

una sonrisa dijo...

Me parece increible que haya gente así.
Pero es cierto que hay personas que´sólo piensan en ellas mismas, sin importarles nada. Menos mal que creo que son las menos.
Me gusta tu rincón, gracias por tu visita al mio, con tu permiso seguiré leyendote.
Un besito.

* Sine Die * dijo...

No conocía la historia...y la verdad es que me ha impactado. Qué tremendamente inhumanos podemos ser los humanos...

Que triste..

Un beso

Me ha encantado pasear por tu blog!

Shedir dijo...

Buenos días a todas!!!
cómo estáis? La verdad es que me ami me dejó horrorizada esta noticia. Nunca había oído hablar de ella porque creo que la recordaría.

Te pones en la situación de David y tiene que ser aterrador verse sólo y sin ayuda, pese a que mucha gente pasó por allí.

Puede ser que varios no se dieran cuenta, pero hubo un grupo en el que todos sus componentes observaron el cuerpo y no hicieron nada.

Bienvenida sonrisa!! Me alegro de verte por aquí. Cuando quieras serás bienvenida...

Un besote

Shedir dijo...

Hola Sinedie!!! gracias por visitar mi blog. Yo ahora mismo voy a visitar los tuyos.

Un beso

Zarigüeya dijo...

Lo realmente perocupante, es que es sólo cuestión de grado: se empieza pasando junto a una persona tirada sobre un cartón en la Gran Vía sin pararnos a mirar siquiera, se continúa cenando frente al televisor donde un hombre exhibe el dolor de la muerte de su familia en un accidente aéreo, y se acaba ignorando la agonía de un hombre al que no nos paramos a ayudar porque hacerlo se interppondría en nuestro camino. Si encontramos válida la escusa de no llegar tarde al trabajo para no mirar al mendigo, si el morbo psicópata que supone contemplar el sufrimiento ajeno no nos impide terminar la cena, creo que es hora de que hagamos examen de conciencia, de que miremos hacia adentro y nos preguntemos qué nos está pasando, antes de juzgar a los que llevan esa misma insensibilidad un poco más allá.

Zarigüeya dijo...

Lo realmente preocupante, es que es sólo cuestión de grado: se empieza pasando junto a una persona tirada sobre un cartón en la Gran Vía sin pararnos a mirar siquiera, se continúa cenando frente al televisor donde un hombre exhibe el dolor de la muerte de su familia en un accidente aéreo, y se acaba ignorando la agonía de un hombre al que no nos paramos a ayudar porque hacerlo se interppondría en nuestro camino. Si encontramos válida la escusa de no llegar tarde al trabajo para no mirar al mendigo, si el morbo psicópata que supone contemplar el sufrimiento ajeno no nos impide terminar la cena, creo que es hora de que hagamos examen de conciencia, de que miremos hacia adentro y nos preguntemos qué nos está pasando, antes de juzgar a los que llevan esa misma insensibilidad un poco más allá.

judia dijo...

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